Por: Pedro Juan González Carvajal
Colombia acaba de firmar su Tratado de Libre Comercio número 17 con los
Emiratos Árabes Unidos. Recordemos que el auge de los TLCs nació ante el
fracaso de la conformación del ALCA a comienzos del presente siglo, cuando los
Estados Unidos, sin darle muchas vueltas al asunto, se dieron cuenta que era más
ventajoso para ellos negociar uno a uno con cada país y no en bloque.
Los otros 16 tratados firmados vigentes son con Chile, México, El Salvador,
Guatemala, Honduras, con el EFTA (conformado por Islandia, Leichtenstein,
Noruega y Suiza), Canadá, Estados Unidos, Perú, Ecuador, la Unión Europea, Corea, Costa Rica, Inglaterra, Irlanda del Norte e Israel.


Existen además cerca de una docena de Acuerdos Comerciales, entre los cuales
se pueden mencionar CAN y CARICOM, entre otros.


Aun cuando ha habido avances, es importante que el país conozca los verdaderos beneficios que le ha traído a Colombia esta estrategia, y sería más que deseable que el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y Procolombia, nos mostraran el estado de la respectiva Balanza Comercial con cada uno de ellos, así como una divulgación apropiada de las condiciones de cada tratado, vigencia y productos y servicios establecidos dentro del mismo.


En un mundo global es necesario saber con profundidad qué se compra y qué se
vende, en cuáles cantidades, cada cuándo y a quién, para poder afinar estrategias e ir enfocando la sectorización económica que requiere el país, y por qué no, los ajustes y definiciones y redefiniciones de su vocación económica y sus sectores estratégicos.


En ese mismo orden de ideas y como un ejemplo claro de que la ciencia ficción a
veces nos sirve para ir aproximándonos sin prevención a posibles situaciones
futuras, hoy se está comenzando a hablar de lo que se llama la “Economía Espacial”.


En 1968 un año antes del primer alunizaje tripulado, el gran director
cinematográfico Stanley Kubrick sorprendió al mundo con su película 2001 Odisea del Espacio, que se convirtió en un ícono de la ciencia ficción. El argumento habla de ciertos fenómenos que ocurren dentro de una nave espacial de carga cuya actividad es transportar minerales de varios planetas hacia la tierra.


El impacto de esta Minería Espacial está por verse, pero hoy ya contamos con
algunos ejemplos de los impactos a pequeña escala -todavía- que nuestras
incipientes aventuras espaciales han realizado. Hoy se habla de la basura
espacial, una nueva clase de contaminación de presencia creciente en nuestra atmósfera, que empieza a afectar la movilidad de naves y equipos y la afectación a las telecomunicaciones. La llegada del hombre a la luna dio origen a la basura espacial dejada en el satélite, sin que conozcamos sobre actividades, experimentos u operaciones que se hayan realizado sin divulgación generalizada. También los viajes de exploración sin retorno fuera de nuestro sistema solar generan desechos espaciales.


Si por ejemplo comenzáramos a extraer minerales de la luna, los estudiosos
advierten que la pérdida de peso a gran escala del satélite podría afectar la
tensión gravitacional entre la luna y la tierra con efectos tan extraños como
cambios en los ciclos de rotación del satélite, la siembra y la reproducción, las
mareas y las corrientes marinas, las intensidades de los vientos y hasta el ciclo menstrual de las mujeres, entre otros tantos, sin hablar de la posibilidad de traer a la tierra virus y bacterias o formas de vida desconocidas en nuestro planeta e igualmente de manera recíproca.


Ahora bien, el impacto socio económico y político de la actividad espacial afecta
los ámbitos de las telecomunicaciones, de los temas militares, de los temas de
comercio y de transporte aéreos, atmosféricos y de espacio exterior, asunto que apenas está en sus primeros pasos de reflexión y estudio.


Recordemos a Fritz Perls cuando sentencia: “Nada tiene significado sin su
contexto. El significado no existe”.


NOTA: La afectación de las Relaciones Internacionales con Israel, impacta
negativamente la normalidad en el manejo de ciertos asuntos de la operación militar en Colombia. Debemos recordar que el tema de las Relaciones
Internacionales es un asunto de Estado y no de Gobierno.


RETROCESO: En Colombia, una vez ponemos la vara a una buena altura, nos da mucha dificultad al menos conservarla. En 2012 Colombia llevó 104 Atletas a los Olímpicos de Londres. A Rio de Janeiro en 2016 llevó 147 y para Tokio 2020 llevamos 71, que es la marca mínima que se espera para Paris 2024.