Comenzamos el análisis de las campañas publicitarias a la Gobernación de Antioquia con las vallas de Sergio Fajardo, exalcalde de Medellín y excandidato a la presidencia de la República como fórmula de Antanas Mockus por el Partido Verde, que ahora sin Mockus, avala su nueva aspiración política.

Su figura tiene una alta imagen positiva que el candidato sabe capitalizar. La belleza física en los hombres, a diferencia de las mujeres, generalmente se asocia con el éxito y la inteligencia, por paradójico que suene para un candidato con una pareja feminista. Prejuicios que son reforzados por el «mantra» del candidato: «yo vengo del mundo de la academia y soy matemático».

La psicóloga Ellen Berscheid estudió el tema de la belleza en los candidatos en la década del 70 y le llamó El efecto arrastre de la cara bonita, consistente en que el espectador desprevenido asocia las personas bien parecidas físicamente con características como la sinceridad y la honestidad, las cuales coinciden perfectamente con la idea que Fajardo busca transmitir de «en Antioquia no se pierde un peso».

Sin embargo cualquier tipo de belleza no funciona en política. Las caras de rasgos muy pulidos, con ojos grandes y mentón y nariz pequeñas no generan la suficiente confianza. Por fortuna para el candidato verde, este no es su caso. Su rostro denota serenidad y seguridad, a pesar de que en algunas vallas su bronceado tiende al gris, lo que le da un aspecto un poco lúgubre.

Es un personaje que ha tenido la suficiente exposición a los medios para que casi todos sepan de quién se trata y logren asociarlo con su idea de política transparente, la cual además tiene la enorme ventaja de ser difícil de contrarrestar pues tiende a estigmatizar a quien la cuestiona. Sólo unos cuantos se han atrevido a decir que la transparencia no puede ser una propuesta política sino una característica.

Esta idea tampoco necesita mucha retórica, de tal suerte que el candidato evita los debates para no poner en peligro su liderazgo en la intención de voto. En este sentido la transparencia se convierte en un atributo de marca que lo hace poderoso frente a una ciudadanía inmersa en las recurrentes avalanchas mediática sobre escándalos de corrupción política.

Para concluir, el mensaje Ya lo hicimos y lo vamos a hacer en Antioquia se centra en la excelente reputación del académico como administrador público en Medellín para buscar las credenciales que le permitan gobernar el departamento y posiblemente le funcione esta analogía. No habla directamente de transparencia, educación u honestidad para que cada quien asocie la idea que mejor le convenga. La imagen del matemático es incluso tan poderosa que se valen de ella otros candidatos para promocionarse. En cambio él para apoyarse a escala regional, solo parece necesitar su bastón.